Acuérdate de la luz


























Yo siempre le decía acuérdate de la luz,
pero el se desbocaba en mi desnudo cuerpo,
Esculcando el sabor de cada uno de mis poros;
yo respondía...
El sudor incomodo de las apretadas paredes
Abrazaba aquella danza.
No te conozco le dije
-Somos jaguares dijo-
Y mis piernas fueron rehiletes en aquel momento.
El tarareaba una pálida sombra,
es mi melodía preferida comento;
Yo de reojo miraba la ventana con pendiente
que burlona asomaba el sol...
Entonces, lo escuche gritar mi nombre.
Hay veces aún lo escucho,
y también lo veo en llanto con mis cenizas en su mano.

lunes, 1 de septiembre de 2008

1 Comment:

Flora Isela Chacón said...

acuérdate de la luz... qué fuerte! y qué bueno. felicidades

 
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